Steam me tenía cansado. Cuando dejó de tener precios populares, eso terminó –no tan a la larga– subrayando otros inconvenientes: su UI/UX nunca me cerró, mi biblioteca era un cementerio de videojuegos que compré en oferta o canjeé por códigos de prensa y que no pienso volver a tocar, y estaba harto de que Steam siguiera priceando a 30 o 40 USD títulos que ya están sobrevendidos hace añares. Hasta que un día llegué a GOG.com y hallé justamente lo que su nombre ofrece (Good Old Games) pero también novedades top. Tenía ofertas interesantes, una interfaz liviana y dinámica, y un concepto que me convenció.

Para arrancar, todos los que conseguís vía GOG.com son juegos sin sistemas de gestión de derechos digitales (DRM). Una vez comprados (o canjeados), es posible jugarlos offline, modearlos y parchearlos sin fricciones, y bajar y respaldar los ejecutables, instaladores y partidas guardadas.

El segundo punto que me cerró fue su curaduría y misión de rescate de juegos clásicos: Good Old Games es un programa que nació para revivir títulos históricos que habían dejado de funcionar en PCs modernas. Los parchean y recompatibilizan con Windows 10/11 y macOS, y engordan con manuales digitalizados, bandas sonoras remasterizadas, extras y ajustes de configuración para garantizar estabilidad, resolución y controles adecuados para cualquier configuración de PC.

De yapa, tiene su propio cliente, GOG Galaxy 2.0, que permite bibliotecas unificadas (juegos de Steam, Epic y otras plataformas, todos en la misma), guardado en la nube y sincronización de partidas entre dispositivos, logros y estadísticas multiplataforma y una red de amigos centralizada con chat integrado.

¿Y el catálogo? Una maravilla, con todos los lanzamientos que quieras probar, pero también con todos los clásicos que recuerdes. Porque, como ya lo sabíamos y desde que estrenó la serie de El Eternauta lo sabe el mundo: "Lo viejo funciona".