La tendencia estadounidense a organizar convenciones por todo es un rasgo conocido de cómo interpretan la idea de comunidad: como un factor aglutinante para el consumo. Desde la ultra famosa San Diego ComicCon hasta la ya difunta E3, pasando por una infinidad de convenciones financieras, empresariales y, obviamente, de rifles. Nosotros asociamos estos eventos más con la expresión "feria" y "exposición", quizás una elección semántica adrede, inspirada en las raíces de peñas y carnavales de nuestro pueblo. Pero hay una realidad: las convenciones se asocian a una congregación de gente más hermanada por un rasgo identitario o cultural, por eso también el sufijo -Con que suele acompañar eventos relacionados al fandom.

Muchas convenciones tienen varios años siendo motivo de reunión para almas aliadas, pero hay una en particular que lleva 57 años y empezó, literalmente, en el sótano de la casa de un gordito amigable que se juntaba a jugar wargames con sus amigos. En la localidad de Lake Geneva, en el sótano de la madre de Gary Gygax, el creador de Calabozos y Dragones, nacía la GenCon: la convención de juegos de mesa más grande e importante de Estados Unidos, la segunda más grande en el mundo (sólo superada por Spiel Essen, en Alemania) y el lugar que vio nacer tanto a Dungeons and Dragons como a Magic: The Gathering. Titulado como "Los 4 mejores días del Gaming", se celebra todos los años a finales de julio o principios de agosto en la ciudad estadounidense de Indianápolis, Indiana. GenCon representa la segunda mayor fuente de ingreso turístico para la ciudad, después del circuito Indy 500 de automovilismo.

Toda la ciudad (y cuando digo toda es TODA) se paraliza por cuatro días para darles la bienvenida a Gordos de todo el mundo que llegan a reventar el Centro de Convenciones de Indianápolis y los hoteles que lo rodean. Este año, la cifra oficial de entradas vendidas fue de 72.000 pases de cuatro días, lo cual combinado con pases diarios y gente sin entrada dio un estimado de 90.000 personas dentro del centro de convenciones. Así empezó la GenCon 2025: con un mar de gente esperando que se hicieran las 10 de la mañana del jueves 31 de julio, para la primera apertura de puertas del Hall de Exhibiciones.

¿Qué podés encontrar en una GenCon?

Cualquier publisher, editorial, artesano y productor de lo lúdico analógico que valgan su peso en fichas tiene al menos un puesto en el Hall de Exhibiciones, donde no sólo venden su catálogo (más extras exclusivos de la GenCon como expansiones, protectores, incluso fichas y cartas de mejor calidad para mejorar el juego base) sino que también corren demostraciones de sus últimos productos, o de los que todavía no salieron.

Además de juegos tradicionales en caja, GenCon ofrece todo insumo imaginable para hobbies: pinturas para miniaturas, terrenos para juegos de guerra, dados de todo tamaño y material, bolsas de cuero y hasta mesas de madera hechas específicamente para jugar, con todos los chiches incluidos. Ah, y no olvidemos ropa o indumentaria de autor. ¿Buscás una capa o un chaleco de cuero para mejorar tu vestido de LARP? ¿Querías un vestido medio victoriano para una cena-show con temática isabelina? ¿Necesitás una armadura de malla con una espada sin filo pero real? Todo esto, GenCon lo tiene. Además de una experiencia lúdica completa, es un destino ideal para compras y adquisiciones extrañas, como este dado loco que me compré.

En la otra mitad del salón principal, dividido del de Exhibiciones por una cortina levadiza, está el Hall de Juego, donde un mar de mesas de Warhammer, Magic: The Gathering, rol de todo tipo y demás juegos ofrecen la posibilidad de sentarse y jugar sin parar todo el día. Y cuando digo todo el día, es literal. El área de juego de la convención funciona las 24 horas. Así, GenCon se convierte en un epicentro de trasnochada y nerdeada de magnitudes incomparables. Torneos nocturnos de Kill Team, gritos eufóricos por la resolución de una partida de Blood Bowl que lleva 3 horas, mesas de rol de 12 personas jugando en simultáneo una aventura donde la mitad son héroes y la otra villanos; así son las jornadas que se recuentan al día siguiente en el desayuno de los hoteles.

Pero la convención no sucede únicamente en los halls del Centro de Convenciones de Indianápolis. Todo lo que pueda convertirse en parte de la experiencia GenCon lo hace, incluyendo bares y restaurantes del Downtown. Noches temáticas de Star Wars, de Calabozos y Dragones, shows con músicos y artistas que durante el día exponen su técnica en el centro de convenciones y hasta eventos privados de compañías del rubro que muestran su último proyecto de forma más inmersiva, como la fiesta de lanzamiento del juego de mesa de The Sims.

GenCon, como todo evento perteneciente a una industria, también es una oportunidad de reunión entre creativos y ejecutivos para charlar de próximos lanzamientos y estrategias comerciales, y encontrar nuevos talentos para sumar a las filas de la industria. Así conseguí yo uno de mis trabajos (no, no el de ser juez de Magic: The Gathering). Es muy común caminar por algún Starbucks cercano al centro y encontrarse con dos gerentes de distintas editoriales charlando sobre cómo fue la última campaña de KickStarter o el estado actual del mercado de los juegos estilo europeo. Para quien tenga el ojo afilado y un detector de Gordonita, es una verdadera experiencia.

Y si los juegos de mesa, los juegos de guerra, los juegos de rol y los juegos de cartas no son lo tuyo, todos los días después de las 6 PM en los pasillos del centro de convenciones se arman los círculos para jugar juegos de deducción social, los coloquialmente llamados "tipo Mafia". Cientos de personas sentadas en ronda abriendo y cerrando los ojos a la orden del narrador para ver quién es el hombre lobo que mató al aldeano o cuál de los jugadores muertos puede ayudar a identificar al demonio. Una absoluta locura.

TCG y cosplay a escala de estadios

Si todo esto parece un montón de espacio (el Centro de Convenciones de Indianápolis tiene un tamaño de 90.000 metros cuadrados, el doble que La Rural), este año todo lo referido a torneos oficiales de Magic: The Gathering y otros juegos de cartas coleccionables no se llevó a cabo en el Hall de Juego, si no en el Estadio Lucas Oil, un estadio de fútbol americano frente al centro de convenciones.

Durante los cuatro días de convención, todos los torneos bajo demanda, torneos competitivos y torneos por premios de Magic: The Gathering tuvieron lugar en las más de 700 mesas manejadas por el organizador de torneos Pastimes, quien suele encargarse del área de las cartitas. Y en el Lucas Oil también se encontraban juegos de cartas como One Piece y Dragon Ball o incluso más mesas de rol y de Warhammer. Además, fue donde se dispuso la Biblioteca de Juegos de GenCon, una ludoteca gigante auspiciada por todas las marcas y empresas que asisten a esta convención, para poder sentarse a jugar lo que quisieras sin necesidad de comprar o llevar tu propio juego.

Como todo buen evento de lo competente a lo Gordo y el fandom, GenCon atrae e invita a una infinidad de cosplayers, ya sea profesionales en la materia o amateurs apasionados que aprovechan la oportunidad para demostrar su habilidad y su fanatismo por sus personajes. Al ser un evento macro de celebración de lo lúdico y lo nerd, los cosplays van de un extremo a otro en cuestiones de género de las narrativas, de toda una familia inspirada en Star Wars hasta un furro retratando a su identidad peluda. Un debate sociológico en una sola imagen.

Todos los Sábados de GenCon se celebra el Desfile de Cosplay, donde todos están invitados a formar una fila que atraviesa el centro de convenciones en una marcha que paraliza la actividad y genera aplausos y fascinación. Ni hablar de Genevieve, el dragón rojo mascota de GenCon y cara visible durante todo el fin de semana.

Castillos de cartas a beneficio

Algo muy característico de GenCon es su impronta de caridad: mesas de rol a beneficio transmitidas desde la convención, campaña de donación de sangre a cambio de loot, Magic4Kids y muchas otras presencias benéficas adornando los pasillos del centro de convenciones. Pero hay un evento benéfico muy particular que se convirtió en clásico y se llama Cardhalla: desde el miércoles, cuando comienza el armado del salón, hasta la noche del domingo, la entrada principal del centro de convenciones recibe a los asistentes con un sector reservado sólo para armar estructuras de cartas. Castillos, casas, figuras, todo lo que se pueda hacer doblando cartas del juego que sea. Mientras más alta la torre, mejor. Así, con el pasar de los días de convención, se van viendo distintas estructuras, hechas con cartas de Magic: The Gathering, Pokémon, Lorcana o lo que sea; cada casita más elaborada que la anterior.

Toda estructura erigida en pos del Dios Gordo tiene una razón de ser, más allá de rendir pleitesía: ser demolida la noche del domingo por una lluvia de monedas, cada una de las cuales va al jarrón de Cardhalla para donaciones de beneficencia. Para el momento en que la última moneda vuela, un mar de cartas inunda los suelos, una imagen parecida a la habitación de muchos de nosotros a los 15 años.

Así, GenCon es un crisol de actividades, paneles, exposiciones y compras para hacer en lo que parecen cuatro días interminables pero, al mismo tiempo, insuficientes. Es un evento tan cargado que choca de lleno contra el mayor temor de la corriente generación y cultura: el FOMO. Revisar el programa de actividades de GenCon y organizar el cronograma propio, incluyendo tiempo para comer y caminar por el hall de Exhibiciones, termina dejando poco margen de maniobra para actividades que quieran hacerse ad-hoc. Y eso si siquiera hay límites de entradas o espacio.

GenCon es una experiencia para mí fascinante y para otros frustrante, en cuanto a sentir que no importa cuánto recorra el hall, siempre encuentro un nuevo booth/stand de algo que no había visto antes. Muchos grandes de la industria de lo lúdico en Estados Unidos reclaman, a puertas cerradas, que la convención debería ser de cinco días. Por ahora, de lo único de lo que estoy convencido es de que GenCon es un evento al que cualquiera que se considere Gordo debería ir al menos una vez, ya que la palabra "celebración" le queda chica. Es una verdadera fiesta de lo lúdico, de lo fantástico y de lo comunitario. Porque si el Gordo algo sabe, es generar un ambiente particular. Y tal vez combearte en turno 2.