¿Cómo podés existir en un mundo que se muere por clasificar cosas si tu identidad misma es el cambio? La respuesta para Final Fantasy como saga fue crear un universo que juega con reglas y expectativas aparte y convertir una revolución en negocio. En febrero de 2025 se anunció que la icónica saga de Square Enix inspiraría una serie de cartas del popular juego de Wizards of the Coast Magic: The Gathering y si bien el anuncio fue una sorpresa, la reacción no lo fue tanto.
Se despertó una fiebre por ambas partes, que llenaron las redes sociales con dibujos increíbles de los protagonistas de la saga en cartas jugables… y que de algún modo encajaban y se alimentaban el uno del otro. Es que tanto MTG como FF son, en cierto modo. algo que disfrutan grupos relativamente grandes de personas, pero que además son particularmente notorios por lo obsesivos que son –se lavaba las manos, el autor–. Para analizar por qué esta sinergia funciona, tenemos una historia de varias décadas.
No es casualidad que tanto Magic: The Gathering como Final Fantasy hayan surgido inspirados por Dungeons & Dragons. El icónico juego de rol de Gary Gygax empujó ya a varias generaciones al darle un giro más darky, moderno y cool a las mitologías clásicas y legendarias estilo Tolkien, e inspiró algunas de las franquicias más vigentes de fantasía moderna. Al menos si la mirás desde el lado de Japón, la historia va algo así.
"No pienses que estoy solo, estoy comunicado con todo lo demás" - Charly García, "De mí"
La saga Final Fantasy arrancó en diciembre de 1987, cuando Hironobu Sakaguchi, desencantado de la industria, pensaba en un último juego antes de volver a la universidad y dejar su querida Squaresoft. Mezclando Dragon Quest con Dungeons & Dragons, empezó una serie que, muy de a poco en un principio, comenzó a crecer y trasladarse de consolas convirtiéndose en una de las sagas de RPG más destacadas de Japón. Así, FF se convirtió en el título insignia de la empresa y, tras cinco entregas, Sakaguchi decidió pasar la batuta para convertirse en productor de la serie.
El verdadero momento de explosión para la saga llegó 10 años después, en 1997. Final Fantasy 6 habia sido uno de los juegos más queridos de SNES/Super Famicom e incluso habían trabajado de cerca con sus rivales de Enix (justamente, con Yuuji Houri de Dragon Quest) para crear Chrono Trigger, aún hoy considerado uno de los mejores juegos de la historia. Pero con Final Fantasy 7 decidieron cambiar de plataforma para meterse en PlayStation 1 en vez de "la nueva" de Nintendo, gracias a las posibilidades de espacio y cinemáticas que permitía tener los juegos en CD en vez de cartuchos.
Producido por Sakaguchi, con Yoshinori Kitase (FF6, Chrono Trigger) en la silla de director, el legendario Nobuo Uematsu como compositor y otros destacados como Tetsuya Nomura en arte o Ken Narita como programador principal, Final Fantasy 7 rompió la industria. A lo largo de tres discos, conocíamos la historia de Cloud y el grupo de ecoterroristas Avalanche, que en un setting cuasi cyberpunk intentaban detener a la corporación Shinra, que explotaba la energía espiritual del planeta para hacer energía eléctrica: básicamente, una oda acerca de por qué no hay que preguntarle pavadas a Grok ni ninguna otra IA que se culea el planeta para responderte con autocompletar.
La clave es que, a las pocas horas de juego, nos enteramos que no solo había que encargarse de Shinra sino también de Sephiroth, un ex soldado que buscaba venganza contra la compañía por haber sido criado en sus laboratorios como experimento genético. Así, el cyberpunk da paso a la usual fantasía donde este loquito quiere usar esa misma energía espiritual para convertirse en dios y asesinar toda la vida en el planeta que se convertiría en su nave espacial para visitar cualquier punto del cosmos que se le ocurra: la clásica, empezás el juego salvando un gatito, lo terminás matando a dios.
El combo entre estética única en el naciente 3D, el plot relativamente elaborado con toques de shonen, los gráficos impresionantes (para la época) y las cinemáticas que permitía el paso a CD, y un sistema de combate inspiradísimo con música del carajo, fueron un combo demoledor. FF7 hizo escuela, y aún hoy es recordado como uno de los mejores de la historia, parte fundamental de la cultura pop gamer. Y lo más importante: dio inicio a una era de oro para la saga, que abarcó los cuatro juegos que generalmente –aunque con variaciones en el orden– están considerados como los más "icónicos" de la serie. Estaban en la cima del mundo.
"I saw a film today, oh boy" - The Beatles, "A Day In The Life"
El auge de Final Fantasy, junto a fenómenos como Pokémon y otras sagas, popularizó los RPG entre los gamers, lo que llevó a Squaresoft a preguntarse si esta gallina podría producir huevos de oro toda la vida. Ni lerdos ni perezosos, comenzaron a testear y, como Sakaguchi ya le había dejado la mayor parte de sus responsabilidades a Kitase, decidió que así como llevó su idea para crear una legendaria saga de videojuegos, ahora era el turno del cine. Así nació la primera semilla de Final Fantasy: The Spirits Within, una película carísima y a todo trapo.
Inspirado en algunas de las ideas de FF7 con personajes y setting totalmente nuevos, más de ciencia ficción que de fantasía, Sakaguchi comenzó a escribir y producir esta cinta en gráficos generados por computadora. La idea era dar una narrativa emocionante, como la que se asociaba a la saga, con los gráficos digitales de punta por los que justamente eran famosos. Con una granja de 960 ordenadores produciendo una película totalmente digital a lo largo de cuatro años, que encima iba a tener un elenco con Ming-Na Wen, Alec Baldwin, Donald Sutherland y hasta Steve Buscemi, el film era un gastadero de guita impresionante. No importa, el nombre carrea todo, ¿no? No.
Si bien el RPG estaba en lo que podríamos llamar su "era de oro", lo cierto es que su popularidad también hizo que se asociara al género con ciertos estigmas o indulgencias. "Sí, son estos juegos donde manejas un pibe o piba joven con pelito perfecto, y mucho texto, melodrama al pedo, y en vez de tocar X para saltar, tenés que elegirlo de una lista. Un embole." En Spirits Within no jugabas, pero al que no estaba en tema, le confirmaba todos los prejuicios. Para peor, la historia de la doctora Aki Ross y su grupo era prácticamente irreconocible para cualquier fan: como cualquier adaptación de un cómic de esa era, hacían cualquier cosa con tal de volverlo "accesible", y en el camino no complacían a nadie.
Final Fantasy: The Spirits Within costó $137 millones de dólares (alrededor de 250 palos verdes, con inflación de 2025, o lo mismo que una de Marvel tipo Captain America: Civil War). Recaudó $85 millones y la crítica la fulminó. Lo que es más, los años no fueron amables y hoy ostenta un 48% en Rotten Tomatoes. No hay que ser un genio de las matemáticas para darse cuenta que perder 50 millones de dólares y volar por el aire la reputación de la saga te hace un agujero que amenaza cualquier empresa, y eso pasó con Squaresoft, a pesar del éxito de Final Fantasy X de PS2 o sus otros juegos.
"It’s the end of the world as we know it" - R.E.M., "It’s the End of the World as We Know It"
El Titanic no se salva, se hunde te guste o no. Squaresoft, simbólicamente, murió con Spirits Within pero todavía quedaba gente con ganas de hacer plata. Por eso, en un proceso de sanearse financieramente y con una inyección de capital de los mismísimos Sony (los de PlayStation, los más interesados en que la compañía se "salve"), la empresa pudo acomodar un poco los tantos con Final Fantasy X y el naciente Kingdom Hearts. Lo suficiente como para poder fusionarse con la empresa Enix (los "rivales" de Dragon Quest) y que los accionistas no los maten.
El conflictivo proceso saneó las cuentas y salvó el cuello de más de un ejecutivo, pero lo importante era que no pase de nuevo. Así, la renacida Square Enix pensó "¿qué hago para que un proyecto que falla la próxima vez no me mate?". La respuesta era tomar negocios más seguros, pero a la vez más pequeños, y apostar safe. Por ejemplo, comenzaron a ocurrir cosas impensables: anunciaron Final Fantasy X-2 antes de Final Fantasy 12, y continuaría la historia de Yuna. También, proyectos como Final Fantasy 13 tendrían varias partes con los mismos motores de juego, personajes y sistemas parecidos para sacarle más provecho a lo que ya habían hecho. Y, finalmente, para no vivir de Final Fantasy y Dragon Quest, diversificarían.
Square Enix adquirió sagas como Tomb Raider o Hitman, empezó a desarrollar juegos para celulares, e incluso tienen un departamento de manga del cuál Full Metal Alchemist es su saga más reconocida y recordada. Lo que es más, Final Fantasy empezó a ser tratado como una "marca" y no como una saga. Así ponían a sus personajes a vestir ropa Prada o Louis Vuitton, a traer muñequitos en ediciones especiales de Coca-Cola en Japón, y hasta inspirar guitarras Fender que valen arriba de los 4000 USD.
Compraron, vendieron, experimentaron con NFT (irónicamente, los personajes de FF7 atacaron a Shinra por menos), se desprendieron de unidades, hicieron peluches, discos, series e incluso, sí, se volvieron a animar a hacer películas que acompañen algunos juegos de la saga, como la secuela de FF7, Final Fantasy 7: Advent Children o la precuela de FF15, Final Fantasy 15: Kingsglaive, que tiene a Sean Bean y Lena Headey, los mismísimos Ned Stark y Cersei Lannister. Hasta hicieron remakes, relanzamientos, porteos, actualizaciones, spin-offs… y bueno, alguna que otra entrega nueva de la saga principal que actualmente va por el 16.
Dicho de otro modo: la saga quedó lejísimo de ser un jueguito artesanal hecho por un equipo de 8-12 tipos para pasar a ser un monstruo multimedia y continuar inspirando juegos por décadas. No es que Final Fantasy es un unicornio: es la naturaleza de la industria de los videojuegos, donde menos que crecer financieramente todos los años equivale a morir. En este marco, la nostalgia y amor por la serie, cualquier serie, es un negocio y el fanático es un consumidor.
"Marita lo hace por la guita" - Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota, "La murga de la Virgencita"
Aún con toda esta historia, lo cierto es que alguna semilla del Final Fantasy original sobrevive. Es fácil ser cínico y apuntar que no hay consumo ético en el capitalismo, que sería cierto para Final Fantasy pero también para todo lo que existe a menos que seas un ermitaño. Por ejemplo, está clarito que las cartas de Magic: The Gathering son un poco una conclusión lógica de este proceso: ¿por qué no ibas a colaborar con uno de los juegos de cartas coleccionables más reconocidos del planeta?
Es que, cinismo aparte, Final Fantasy (y sí, Magic también) son muy de la sinergia. ¿Te imaginas esta misma colaboración con Yu-Gi-Oh, el indiscutido número uno de las cartas a nivel recaudación? Magic tiene una estética más en línea con el monstruo de Square Enix, tanto por sus orígenes como la evolución en las últimas tres décadas, e incluso sus modos de juegos se prestan a resaltar lo que hace especial a Final Fantasy: sus personajes.
El set sale el 13 de junio, pero ya se revelaron las cartas que hacen a los decks de Commander, el modo que altera las reglas para jugar con un héroe principal, un comandante, y es un poco como reencontrarte con tu personaje favorito para hacer algo completamente distinto. Así, podés armar tu deck principal con Cloud, Terra, Tidus, Clive, Yuna, Alphinaud y Alisaie, y tantos otros a la cabeza, comandando tu ejército de invocaciones que cagarán a palos al hechicero rival.
Es una alianza casi perfecta. Sorprende por el cariño que muestran por el material que los inspira, pero también porque realmente son compatibles con Magic: The Gathering: permiten estrategias combinadas, sinergias con mazos anteriores, y es realmente parte del juego en vez de una burbuja separada y hecha a las apuradas. Así, con un producto que aprovecha lo mejor de los dos mundos, se siente que por más que te pidan guita, algo de cariño hay… ¿y no es eso lo que, en definitiva, buscamos de nuestros monstruos mediáticos de confort?
Fede "Okelfo" Lo Giudice es el autor del blog Fantasía Inicial, un recorrido "hiper remil subjetivo" por la saga (TODA la saga) a fondo, tratando de comentar hasta el más mínimo detalle. Lo podés leer en https://fantasiainicial.substack.com/