"Prometo seguir trabajando duro hasta que me quede sin fuerzas."
Daigo The Beast Umehara

La Evolution Championship Series, conocida como EVO, es la competencia de videojuegos de pelea más popular del mundo. No sé si hoy es la mejor ni la más importante. Pero es innegable su relevancia e impacto en el género, a casi 20 años de su primera edición, en 1996.

Los juegos de pelea son uno de mis géneros predilectos, y quizás en el que mejor me desempeño. Requieren una dedicación y esfuerzos similares a los de aprender a tocar un instrumento, gracias a las habilidades de ejecución, el reconocimiento y la replicación de patrones, la creatividad y la capacidad de improvisar durante la marcha, y más. La diferencia esencial es que normalmente desarrollamos estas aptitudes para vencer a un rival, y lo que componemos se altera a cada segundo según sus decisiones.

Ir a la EVO era un sueño desde mi adolescencia tardía, cuando me empecé a interesar en serio por este universo, sus reglas y figuras. Sólo ir y ver enfrentamientos de íconos de la escena ya iba a ser suficiente, pero decidí subir la apuesta e ir como periodista y participante. Debajo podés leer un acercamiento a mi fin de semana a puras piñas virtuales, a comienzos de mes en el Convention Center de Las Vegas, su sede principal (no la única).

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Día cero: los papeles

La llegada a la particular ciudad de Las Vegas y mis primeras impresiones del foco turístico de Nevada merecen su propio escrito. Como comentario, el calor que hace en este desierto con atracciones y vulgaridad es notable. Caminar esas largas calles bajo el sol y su peso sofocante no fue mi actividad preferida ese jueves 31 de julio. Pero tenía el día libre y había que aprovecharlo. Por ejemplo, yendo a retirar mis credenciales.

El Convention Center tiene un tamaño considerable y puede albergar miles de personas en su planta baja, sin problemas para acceder o transitar libremente porque hay indicaciones clarísimas por todos lados. Además, el fuerte aire acondicionado fue una bendición. Una vez en el lugar, en minutos obtuve mis pases de prensa y de participante, una botella vacía recargable y una casaca. Sorprendido con la buena organización, me quedé pensando si sería así el resto del fin de semana. Y lo fue.

Día uno: una probada de todo

El día comenzó temprano: 7 AM arriba para prepararme con tiempo, desayunar tranquilo y dar espacio a las ansiedades y expectativas. Llegué cerca de las 9, cuando EVO abría sus puertas, e ingresé rápidamente por el sector de las pools, donde se juegan la gran mayoría de peleas de todos los torneos, en los dos primeros días. Ya había una cantidad importante de personas repartiendo violencia digital.

La zona de las pools tenía mesas numeradas que llegaban hasta la 400 y algo, y en los extremos estaban los escenarios principales, donde van las peleas que se transmiten en vivo. En dirección a los stands de cada juego y compañía presente en la EVO, me recibían grandes booths con imágenes de Tekken, 2XKO, Street Fighter, Virtua Fighter 5 R.E.V.O. y su futura secuela (tristemente no disponible para probar), entre otros, como el que posiblemente sea la mayor apuesta reciente del género: Marvel Tokon: Fighting Souls.

Foto de @vexanie publicada por EVO en X

Luego de que Marvel vs Capcom 2 introdujera los combates de 3v3 al mismo tiempo, el 4v4 quedó vacante en el mainstream por décadas. Se creía imposible hasta que apareció Arc System Works, desarrolladora histórica de Guilty Gear y Blazblue, reyes de las peleas animescas en 2D. Más cercano en el tiempo, el título que Marvel Tokon usa como una de sus claras referencias es Dragon Ball FighterZ. La fila alrededor para probarlo era eterna y daba varias vueltas al stand. Ser periodista a veces sirve, y fui a mi cita para jugar con un desarrollador y aprender de qué va este juego.

Marvel Tokon efectivamente hace algo nuevo, y no sólo en sus peleas de ocho a la vez, sino también en su planteo general: cada jugador tiene una sola barra de vida y se arranca 2v2, teniendo que desbloquear los otros personajes con acciones durante el combate. Esto presenta un nuevo universo de oportunidades, junto a sus correspondientes nuevas formas de pensar. Literalmente es un juego que te reconfigura las conexiones cerebrales.

El resto del día siguió con una charla con un representante de Digital Eclipse acerca de la colección de juegos clásicos de Mortal Kombat que se viene. Pude testear la restauración de Trilogy (muy digna) y platicar curiosidades sobre la saga con un agradable sujeto, hasta que me pidió permiso para "seguir" a la actriz original de Sonya Blade del Mortal Kombat 3, Kerri Ann Hoskins.

Luego vino una entrevista con Ken Miyauchi, productor de Guilty Gear Strive, quien actualmente lleva las riendas de la saga mientras Daisuke Ishiwatari, el creador original, explora otros horizontes. Charlamos sobre los costos y desafíos actuales de hacer videojuegos, y cómo mantenerlos vivos por cuatro años, como Strive. También me comentó sobre cómo fue trabajar con CD Projekt, creadores de The Witcher; o qué tal dar vida a Lucy, personaje de Cyberpunk: Edgerunners que pronto se unirá al roster de Strive.

Mis planes fijos concluyeron con una visita al stand de Victrix, marca de controles especializados para juegos de pelea creada por la icónica Turtle Beach, que tiene mucho aparato tentador para todos los gustos: me llevé un leverless Pro KO que todavía me muero por probar.

En los stands generales vi de todo: grandes imágenes de Jin y Kazuya batallando en Tekken 8, un gran prop de Vi en la apuesta de Riot Games en el género, figuras coleccionables de Sagat dándote la bienvenida en el booth de Capcom. Me pareció muy loable el museo de la EVO, donde podías explorar el desarrollo de los fight sticks con los años o las evoluciones visuales de distintos personajes, como Scorpion en Mortal Kombat o Reina en Tekken 8. Lo más pintoresco fue un espacio con el set up para intentar reproducir el mítico EVO Moment 37, en el que Daigo, con un pixel de vida, logra 15 parries perfectos al Super de Justin Wong y gana la pelea. Se intentó reproducir tamaña hazaña, pero no se pudo.

EVO es la gente

Si hacer filas para probar juegos recientes o próximos no era lo tuyo, también había una sección de artistas y todo el merch que te imagines. Mayormente sobre títulos del género, aunque el animé tiene una estrecha relación, así que explotaban los stands con diseños de la animación japonesa.

No obstante, lo más importante de la EVO –ya me estaba dando cuenta el primer día– son las personas. Charlar con extraños que se vuelven buenos conocidos, ver fans cosplayeando sus personajes favoritos, probar algunas de las ¿cientos? de arcades originales que podés usar libremente, con muchísimos clásicos y juegos que no había visto jamás. Entre ellos, cantidad de títulos rítmicos bizarros.

Y claro que si estás en EVO suele ser para jugar juegos de pelea, y por eso hay todo un sector reservado con consolas o un espacio para que lleves la tuya y crees tu propio set-up. Los asistentes pasan tiempo en ese "laboratorio", disputan amistosos y hasta improvisan torneos. Es un espacio hermoso donde tranquilamente podés pasar toda la jornada mientras admirás el control exótico de tu rival, como el de uno que era una suerte de maceta rectangular, con plantas y botones.

Foto de Carlton Beener publicada por EVO en X

Debut y despedida

Por alguna extraña razón, antes de competir en Tekken 8 decidí calentar jugando un rato al Strider original, en su arcade. Paseé hasta que se hizo la hora y encaré para mi mesa, con muchas personas alrededor. Las mesas de pools tienen cuatro monitores y consolas, como para que ocho personas de una bracket puedan jugar al mismo tiempo.

Con mi primer rival me tocó el lado del Jugador 1, el izquierdo, y enseguida me mandé la primera cagada: seleccioné un escenario, en vez de ponerlo al azar, cosa que mi contrincante, muy amablemente, remarcó. Arrancamos de nuevo, y me castigó el primer match, 3-0. Como se juega al mejor de tres matches, tenía otra chance y la aproveché: terminé ganando el set y mandando a mi rival al bracket de perdedores, lo que le cambió su expresión tranquila.

Mi siguiente pelea fue con alguien a quien claramente no le hubiese ganado ni en mi mejor día: simplemente todavía no estoy ahí. Esa Reina me hacía adivinar todo el tiempo, y fallaba casi todas las veces. En las mínimas ocasiones que encajaba un launcher, arruinaba mi combo instantáneamente. La paliza que recibí hizo que el gesto de mi rival fuese aún más loable: me dijo qué estaba haciendo mal y me invitó a que juguemos online cuando volvamos a casa. Me sorprendió para bien, y le agradecí.

La tercera y última pelea fue muchísimo más pareja, con una muchacha que sentía igual de nerviosa que yo. Como decidí jugar usando sólo un auricular, escuchaba a la gente alrededor. No sólo nadie se burlaba cuando dropeábamos nuestros combos a cada rato, sino que alentaban en cada acierto. Escuchar un "YEAH!" de un desconocido, después de encajar un buen contraataque, me produjo cosas en el cuerpo que no esperaba.

La derrota rápida en Tekken 8 no me sorprendió. Al fin y al cabo, tengo pocas horas en este título. En el espacio hasta mi turno para Street Fighter 6 decidí hacer las cosas bien: fui a calentar los dedos en una estación libre. Al rato se me acercó un muchacho y me dijo de jugar. "Esto es la EVO", pensé. Me castigó bastante, pero me sirvió para ir motivado y más expectante a mi bracket.

Lamentablemente, en Street Fighter me fue aún peor: no gané ni una pelea. Mi primer rival estaba lejos de mi nivel; un excelente maestro de Kimberly, quien un día después llegaría a ganarle un game a Leshar, jugador profesional que quedó en el Top 8. Me liquidó, pero me habló con la mejor onda. Me sacó una sonrisa y me predispuso bien para la siguiente pelea en losers. Un enfrentamiento que en un día bueno hubiera ganado tranquilamente, pero que acá me valió el quedar fuera.

Trece horas después de mi ingreso, con un mar de sensaciones encima, me retiré del predio y di por concluido el primer día.

Foto de Carlton Beener publicada por EVO en X

Día dos: caminando entre dioses

La siguiente jornada arrancó accidentada: mi primera cita del día tuvo un problema –yo no estaba agendado formalmente– y me la perdí. Hice tiempo, repitiendo todas las actividades libres del día anterior, hasta el momento de jugar Invincible VS por primera vez y contra su director de arte: Dan Eder, un tipazo que, mientras me explicaba las mecánicas del juego, me dejó todos los dedos virtuales marcados.

Disfrutamos unas partidas de este título, que tiene mucha pinta y potencial. Eder fue líder en el diseño de personajes de MultiVersus (una Ferrari que chocó Warner Bros.), y Skybound Games lo seleccionó luego de ver su fan art de la serie. Eder me habló con mucho cariño sobre su labor y todo lo que le gusta del título que está creando junto a su equipo, y nerdeamos un rato sobre los comics de Invincible y su adaptación animada.

Más tarde me tocó entrevistar a productores claves de Virtua Fighter, aquel titán que dio inicio al sub-género de los juegos de pelea en 3D hace tres décadas. Con Seiji Aoki hablamos del presente de Virtua Fighter 5, la hasta ahora última entrega de la saga, que sigue recibiendo actualizaciones y nuevas versiones desde su lanzamiento original en 2006. Se lo escuchaba contento con el presente de Virtua Fighter, y más aún con la nueva versión, R.E.V.O., que llega a todas las consolas (hasta Switch 2) y con nuevos modos para quienes disfrutan jugar offline.

Luego le tocó a Riichiro Yamada, productor del futuro sucesor de Virtua Fighter 5. Todavía no sabemos mucho de esta entrega (ni siquiera vimos una demo de combate) pero las expectativas son altas. Yamada suena confiado en su visión y ciertamente sabe cuál es el eje de Virtua Fighter: llevar al límite las capacidades técnicas del momento y presentar enfrentamientos lo más realistas posibles, fuera de las fantasías de Tekken. No me pudo dar muchos detalles, pero el proyecto parece bien encaminado.

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Conocer al Diego

Luego de probar a Ken en Fatal Fury, el excelente personaje descargable que ya se puede comprar en el flamante City of the Wolves de SNK, llegó uno de esos momentos que no pensé que tendría en mi vida: entrevistar a Daigo Umehara, uno de los profesionales más conocidos en el mundo de los juegos de pelea. Por más que está lejos de su pico de destreza competitiva, algo entendible teniendo ya 44 años –edad extraña para los esports–, él sigue participando a cuanto evento se pueda y su nombre sigue causando admiración y respeto en los nuevos reyes del condado.

Llegué a una sala privada de Red Bull y me pidieron esperar un rato: Daigo todavía no había llegado y no sabían dónde estaba. Nada inusual de la leyenda conocida por dormir en cualquier lado y mostrarse muy relajado en muchos contextos. Pero cuando llegó el momento de sentarme con él y su intérprete (Daigo no habla ni una palabra en inglés), me invadieron sensaciones de años de una carrera y una vida con la que muy pocos pueden siquiera soñar.

Charlamos sobre el presente de la comunidad del género, su longeva carrera, lo cansado que está y su "responsabilidad" ante las generaciones futuras. Escucharlo fue como escuchar a uno de tus máximos ídolos, en la disciplina que te apasione, pero con amabilidad, entusiasmo y cariño para responder, queriendo ser lo más claro y completo posible, dando respuestas que sólo los grandes con humildad pueden transmitir. Como sus miedos acerca de que la "burbuja" de los esports se termine de un día para el otro, o sus dudas sobre qué hará cuando se tenga que retirar (por ahora, ni miras).

Claramente, el resto del día fue en bajada, pero aún así emocionante. Como ya era el segundo día de las pools, quedaban sólo los mejores: era normal estar alrededor de una mesita viendo jugar a monstruos como Punk, mientras otros grandes nombres actuales como los Birds y Tokido miraban. El hype que se armaba en estos círculos era increíble, casi tanto como la sensación de pies sobre la tierra que me transmitieron varios de los profesionales con los que charlé de pasada. También se sacaban fotos con fans, sin cambiar la sonrisa, y siempre se mostraban como uno más.

Cerca del cierre de la jornada, me dispuse a ir al apartado de juegos indies, ignorado en mi primer día. No me sorprendió tanto, porque ya lo esperaba, pero fue donde vi algunos de los títulos más interesantes de la jornada. Por ejemplo, Mega Knockdown, una suerte de fighting game por turnos que cambia completamente la naturaleza de los combates. O los enfrentamientos de pocos golpes en Dojo Masters, donde los jugadores fueron muy pacientes y precavidos con sus movimientos.

El que se llevó el premio fue Exploding Judo Federation. Un título donde los peleadores (humanos y seres extraños) son judocas. El combate termina cuando lográs hacerle un agarre a tu contrincante. Según su creador, "es como si combatieras usando judo en un campo minado". Un personaje particular Andrea "Jens" Demetrio, quien también estaba presentando otro juego que realizó en soledad: Schwarzerblitz. Un nombre para tener en cuenta.

Así, un poco más temprano que en el primer día, me dispuse a ir a comer las exquisiteces de Tacos El Gordo y descansar para el final.

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Día tres: pan y circo del bueno

El plan del domingo era sencillo: ver todo lo que pudiera en la Arena, donde se disputan los Top 8 de todos los juegos con más inscriptos. La jornada arrancaba a las 10 AM con Guilty Gear Strive, aunque llegué un par de peleas después porque aproveché a hacer unas compras y recorrer el showroom (una vez más).

Cuando finalmente accedí a la arena, me senté en las primeras filas, aprovechando los espacios que dejarían de estar libres con el paso de las horas. Con un par de botellas de agua y bocadillos en la mochila, me dispuse a disfrutar otras de las grandes razones por las que soñaba con ir a la EVO: ver peleas de alto nivel en una pantalla grande, con los íconos "ahí nomás", y los cánticos y las emociones de los cientos de espectadores, como si fuera un partido de la Selección Argentina.

La experiencia fue fantástica. No hacía falta llegar a las finales para vivir momentos de tensión que erizaban la piel, y la pasión de la audiencia se transmitía con cada combo, castigo a los pifies o habilidad especial colocada en el momento preciso. Strive me encanta, aunque hace años no lo toque y no vea peleas por fuera de la EVO. No obstante, su Top 8 logró emocionarme en muchísimas oportunidades.

Cuando finaliza un Top 8, que suele durar dos horas, se premia a todos los participantes y hay una pausa antes de pasar al siguiente juego. Pero antes de ella, normalmente hay un plato fuerte para los espectadores: anuncios sobre el futuro del juego que acabás de ver, o de otros en el horizonte. Si los anuncios de esta EVO fueron "buenos" o "malos", no es algo que me interese en este momento. Lo que me importa es algo que no se puede transmitir en palabras: la emoción con la que el público lo vive, en comunidad, es indescriptible. Son momentos que no se pueden prefabricar. Estamos reunidos en comunidad, compartiendo el pan y disfrutando de lo que nos mueve. Mejor imposible.

A Guilty Gear Strive lo siguió Fatal Fury: City of the Wolves. Vimos peleas excelentes, pero lo de Go1, un profesional que ya ha demostrado su expertise en muchísimos juegos durante años, es para aplaudir sin final. Sí, todos nos vamos a acordar del momento de Kojikog agarrándose la cabeza y simulando un brote en vivo, rememorando un clásico enfrentamiento entre él y Go1. Pero lo mejor fue ver a este último, quien tuvo algunos momentos de duda en ciertas ocasiones, salir triunfante una vez más.

Antes de que comenzara Tekken 8, aproveché para hacer, ahora sí, un último recorrido por la EVO. Dejé marcado mi asiento con una botella de agua –¡increíblemente funcionó!– y me tomé mi descanso, donde vi algunas cosas que se me habían perdido, como a Shinkiro, clásico artista de SNK, firmando autógrafos.

Foto de @helloitsli publicada por EVO en X

Volví con un par de partidas de Tekken 8 y el anuncio de sus próximos personajes ya realizado (si explotó la recepción en el showroom, no me imagino en la arena). Quedaban varios matches por delante, y terminé viendo lo que ya sabía: Pakistán reinando una vez más la escena. Arslan Ash (el de la foto de arriba) ganó su sexta EVO, en una final llena de giros con un compatriota de sus tierras, Atif.

Esta sensación de ver una película ya sabiendo cómo concluye me pasó también con el cierre de Street Fighter 6. El dominicano MenaRD (el de la foto de abajo) barrió el piso con cada rival, y al japonés Kakeru no le bastó con su demostración de "aura" para ganarle. Mención especial para Micky, un adolescente de Hong Kong que quedó tercero del Top 8. Las nuevas generaciones ya están acá y pisan fuerte.

Cuando vi el reloj, eran casi las once y media de la noche. Arranqué la retirada mientras subían los últimos participantes a recibir sus trofeos. Estaba completamente exhausto. Amo jugar y ver juegos de pelea, y en ese finde no me cansé de hacerlo. Pero un par de Top 8 después, se sentía como una maratón y el desgaste se percibía en todo el cuerpo. Era momento de descansar y dejar los pensamientos para otro día.

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Insertá otra moneda

Fui escribiendo estas líneas poco menos de una semana después de concluida la EVO. Me rehusé a plasmar mis pensamientos rápidamente, con el riesgo de ir perdiendo detalles y sensaciones, por dos razones: estaba cansado y necesitaba pensar en cualquier otra cosa; y quería que el calor del momento no influyera tanto.

Hoy puedo decir que la EVO fue todo lo que quise y más. Me hizo hasta replantearme algunas cosas sobre qué tan en serio me tomo los juegos de pelea a nivel personal y a nivel competitivo (¡y ya me los tomaba muy seriamente!). Salí motivado y con ganas de jugar y entrenar más seguido, de apoyar a los torneos locales y participar de todos los que pueda. Reviso el celular y sonrío: veo el mensaje de mi ex-rival de Tekken invitándome a un servidor con otros futuros contrincantes.

Estas líneas no significan que todo haya sido positivo o ideal, por supuesto. Si pudiera ir a alguna de las otras ediciones o repetir en Las Vegas 2026, no sé si iría como periodista de nuevo. Se obtienen oportunidades de ensueño, pero también se pierden muchas cosas, como estar con la comunidad más tiempo. Algo que siento que es realmente el corazón de este evento. Veremos qué depara el futuro. Por ahora, como me dijo Daigo, "sólo estoy intentando mejorar todos los días".

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