Ethereum se está convirtiendo en la infraestructura financiera del mundo. Aunque pueda sonar abstracto, su integración con el mundo financiero global es algo muy concreto. Es una red que permite transformar activos físicos o legales en formatos digitales programables: desde bonos y acciones hasta licencias de conducir o registros de propiedad. Y esta transformación no es teórica. Se está dando, en especial, a través del uso de stablecoins.

Más de 4 mil millones de personas viven en países con monedas frágiles. Para ellas, acceder a dólares digitales es una necesidad. Desde 2020, el uso de stablecoins se multiplicó por 60 y hoy supera los 200 mil millones de dólares. En muchos casos, se usan directamente sobre Ethereum, la única red que combina a gran escala seguridad, descentralización y flexibilidad para sostener este nuevo sistema financiero sin intermediarios. Hoy, millones de personas en economías emergentes ahorran, cobran sueldos o realizan pagos en USDC o USDT desde un teléfono con internet, sin pasar por bancos ni gobiernos.

Ethereum no solo permite enviar y recibir estos activos si no que también ofrece las herramientas para obtener un rédito financiero. Existen miles de opciones para obtener préstamos, usarlos como activo colateral, dejarlos a producir intereses mediante el staking y un largo abanico de opciones. Es una red sin bancos, pero con garantías criptográficas. Y mientras más usuarios entren al sistema, más necesario será que esa infraestructura sea confiable, rápida y escalable.

Para concretar esto, desde el sur del mundo se está construyendo una pieza clave: Ethrex, el primer cliente de ejecución de Ethereum desarrollado fuera de Europa y Estados Unidos. Más precisamente, desde Argentina. Los "clientes" básicamente son los programas base donde la red está viva, el software que permite conectarse y participar en Ethereum. Procesan bloques, validan transacciones y, en algunos casos, ejecutan contratos inteligentes o participan en el consenso. Su importancia es estratégica. Pero veamos por qué.

El problema de las Layer One (L1)

En su capa base (L1), hoy Ethereum tiene límites claros: cada bloque sólo puede procesar una cantidad limitada de transacciones. Esto genera congestión, y la congestión produce un aumento en las comisiones (fees) en momentos de alta demanda. Para que Ethereum pueda escalar y dar servicio a miles de millones de personas, necesita multiplicar su capacidad sin sacrificar seguridad ni descentralización.

Ahí entran acción los rollups (L2): redes que procesan transacciones fuera de Ethereum, pero validan luego sus resultados en la red principal. Actúan como autopistas construidas encima de Ethereum, capaces de mover más tráfico con menos costo. Entre ellos, los más avanzados son los ZK-rollups, que usan pruebas matemáticas para demostrar que todo se hizo correctamente, sin necesidad de revisar cada transacción una por una. ZK es el acrónimo de "Zero Knowledge".

Pruebas de Cero Conocimiento o Zero Knowledge Proof

La zero-knowledge proof o prueba de conocimiento cero es una técnica matemática que permite demostrar que una información o un cálculo son verdaderos, sin necesidad de mostrar todos los datos involucrados ni repetir la operación. Pensemos en alguien saliendo de un laberinto techado: es una muestra inequívoca de que resolvió el problema, pese a que nosotros no sepamos cómo.

Aplicada a un sistema como Ethereum, esta tecnología permite validar cantidades enormes de transacciones con una única prueba compacta, reduciendo el costo de forma drástica y aumentando la velocidad, sin comprometer la seguridad.

Gracias a esta arquitectura, los ZK-rollups pueden aumentar drásticamente el volumen de transacciones por segundo, reduciendo el costo a pocos centavos. Así, Ethereum puede seguir escalando como plataforma de pagos globales integrando miles de millones de transacciones diarias.

Qué es un ZK-rollup

Un ZK-rollup combina lo mejor de ambos mundos: es una red que procesa miles de transacciones fuera de Ethereum y que después envía una prueba criptográfica (ZK) a la red principal que demuestra que todo lo que ocurrió es válido. Ethereum no necesita verificar todo de nuevo: con la prueba alcanza. Por eso los ZK-rollups son una de las piezas clave en la escalabilidad del ecosistema. Permiten que Ethereum crezca sin perder sus garantías de seguridad y descentralización.

Ethrex está diseñado para soportar este tipo de redes desde el vamos. Y este tipo de desarrollos es clave para que Ethereum crezca de forma sostenible, manteniendo sus garantías de seguridad y descentralización, pero con una experiencia de uso más cercana a los estándares que hacen posible la navegación por internet: rápida, fluida y accesible para todos.

ETHREX: diversidad y soberanía tecnológica

Si Ethereum efectivamente va a ser el backend financiero del mundo, necesita una base de software robusta, diversa y distribuida. No puede depender de cinco piezas críticas desarrolladas por un puñado de equipos en dos regiones del mundo (Estados Unidos y Europa). La diversidad técnica aporta resiliencia; la geográfica, independencia. Cuantos más equipos construyan componentes clave del protocolo desde realidades distintas, más fuerte será Ethereum como infraestructura global.

Ethrex no es solo un nuevo cliente. Es el componente central de un stack completo que permitirá lanzar rollups con un par de clicks. En estas nuevas redes, el cliente de ejecución es el corazón del sistema: el encargado de procesar transacciones y ejecutar contratos inteligentes. Pero no todos los clientes estaban preparados para esa tarea. Ethrex fue diseñado desde cero con una arquitectura modular simple, lo que lo vuelve compatible con múltiples componentes y estándares dentro del ecosistema. Es como si fuera un motor pensado para integrarse con piezas de distintos proveedores: una infraestructura flexible, interoperable y fácil de adaptar a distintos contextos y necesidades regulatorias.

Está escrito en Rust, un lenguaje moderno, eficiente y seguro, ideal para construir software crítico. Desde el inicio, el foco estuvo puesto en tres aspectos centrales: la simplicidad estructural, la robustez del sistema y el rendimiento predecible. El objetivo fue crear un cliente fácil de auditar, mantener y desplegar, capaz de sostener tanto la red principal como entornos de ejecución avanzados como los ZK-rollups.

Hoy, lanzar una Layer 2 suele implicar negociar con plataformas cerradas, enfrentar tecnologías opacas, adaptarse a restricciones comerciales o depender de infraestructuras que otros controlan. Lo que en teoría es abierto y descentralizado, en la práctica sigue siendo difícil de acceder. Ethrex nace para cambiar esto. Para que con un clic –y unas pocas configuraciones– puedas lanzar una red propia, una billetera o una plataforma de pagos, sin intermediarios ni acuerdos privados. Construido de forma open source, Ethrex busca devolver el control a quienes quieren crear sobre Ethereum, sin barreras ni fricciones.

¿Quién está detrás de Ethrex?

Ethrex es un desarrollo de Lambda Class, una empresa argentina de ingeniería fundada en 2014 en Buenos Aires y que en esta década ha crecido hasta tener un equipo de 200 personas y expandirse a Uruguay y España. Trabajan en sistemas distribuidos, criptografía, inteligencia artificial y hasta videojuegos, y son reconocidos por sus aportes al ecosistema de Ethereum y a proyectos de vanguardia en pruebas verificables y diseño de sistemas complejos.

El desarrollo de Ethrex no sólo implica el software en sí, sino una huella estratégica en la región: participaron más de 50 ingenieros en el corazón mismo del protocolo, adquiriendo experiencia directa en criptografía y sistemas distribuidos. Este proceso no solo forma un capital técnico difícil de replicar, sino que empieza a convertir al sur del planeta en un nodo relevante en la conversación global sobre blockchain.

Según explican desde la empresa, la creación de Ethrex es parte de una estrategia integral de Lambda Class que permita a empresas, estados o instituciones incorporar Ethereum en su operación diaria sin fricción, sin depender de intermediarios y sin pagar costos sin sentido de infraestructuras heredadas. Porque si Ethereum va a ser el núcleo del sistema financiero del futuro, necesitamos más que nodos conectados: necesitamos soberanía en cómo se accede, se construye y se escala. Ethrex es una contribución concreta en esa dirección. Desde América del Sur, para el mundo.