Dungeon Synth: del black metal al lo-fi medieval

En los '90, el black metal noruego estaba explotando y bandas como Mayhem, Darkthrone o Emperor se erigían como íconos del género, redefiniendo los límites del metal extremo con un sonido rápido, distorsionado, verdaderamente agresivo y oscuro. Algunos músicos de esa escena empezaron a experimentar en sus discos, introduciendo pasajes instrumentales para jugar con los climas y ambientes.

Estas piezas estaban compuestas generalmente con sintetizadores o con cuerdas más tranquilas. Eran introducciones, interludios o finales melancólicos y épicos: una pausa en medio del caos sonoro. Así comenzó a gestarse el dungeon synth, un lenguaje musical que surgió como un recurso y finalmente se separó del género que lo vio nacer.

Varg Vikernes, Mortiis y el "proto dungeon synth"

Dos músicos se destacaron en sus orígenes: Mortiis, bajista de Emperor, y Varg Vikernes, ex-Mayhem, una de las figuras más controvertidas y conocidas del black metal. Existían otras influencias, como la música electrónica o la literatura fantástica, la mitología vikinga y los cuentos medievales. Por ejemplo, Varg Vickernes creó su proyecto solista Burzum, que significa "oscuridad" en lengua negra, el idioma ficticio de Mordor en El Señor de los Anillos.

Mortiis (Håvard Ellefsen) comenzó su carrera solista abandonando Emperor y buscando hacer algo diferente al metal. Tomó cosas del dark ambient y la música de bandas como Tangerine Dream, y así generó un estilo propio, convirtiéndose en influencia y origen del dungeon synth.

Varg Vikernes, con su proyecto Burzum, fue un claro antecedente. Durante su condena en prisión –por quemar iglesias y asesinar a un compañero de banda– siguió componiendo. Sin acceso a buenos instrumentos, realizó dos discos usando teclados MIDI. Sus temas, por momentos, suenan como la música de un RPG de Super Nintendo.

Estos dos proyectos no fueron los únicos que exploraron este sonido ambiental y oscuro. En este momento inicial del género, que sería el "proto dungeon synth", los referentes que podemos encontrar en Europa son Depressive Silence, Cernunnos Woods, Lamentation (Grecia) y Emglev (Francia), entre otros. De a poco se iba gestando algo que aún no tenía nombre.

El dungeon synth sale de la mazmorra

Pasaron los años y todas estas bandas siguieron evolucionando, pero el movimiento se mantuvo oculto durante mucho tiempo. Esta música surgida del black metal existía, pero no llegaba a un público más amplio. Tampoco había forma de clasificarla: si bien había características y temáticas en común, aún no tenía una definición. El nombre "dungeon synth" recién nació en 2011, cuando Andrew Werdna, un entusiasta del género, creó un blog llamado Dungeon Synth Blog. En este sitio compartió música, artistas y proyectos que comenzaron a clasificarse y reunirse bajo ese nombre.

Así llegó una segunda ola, un renacimiento del estilo más definido y marcado, influenciado también, en parte, por el vaporwave. Se desarrolló así un sonido nostálgico, que recuerda a la música de videojuegos antiguos, con texturas lo-fi que dan ese efecto a "música que añoro pero no conozco". Internet, con sitios como Reddit o Bandcamp, fue clave en esta expansión: cientos de bandas y proyectos emergieron viralizando el género. También canales de YouTube como The Dungeon Synth Archives o festivales online como el Northeast Dungeon Siege

No hacía falta una gran inversión para crear esta música. La estética lo-fi y el uso de sintetizadores o computadoras convirtió al dungeon synth en un sonido muy accesible. Músicos amateurs comenzaron a crear y difundir su música sin intermediarios, sin necesitar demasiado.

También fue importante la "cassette culture": muchas producciones se editaron en tiradas limitadas de casetes, con arte hecho a mano y distribución entre coleccionistas. Este formato reforzó la estética nostálgica y lo-fi del dungeon synth. Hoy se pueden encontrar cintas a entre 10 y 50 dólares. También hay proyectos actuales que editan casetes y los venden online.

Magos, reyes malditos y paisajes de pixel art

Otro detalle característico es que muchos artistas de dungeon synth crean un personaje o entidad imaginaria, un alter ego. Puede ser un mago, un rey maldito, un espíritu del bosque, un ser ancestral, una criatura de leyendas. El músico se convierte en narrador y protagonista al mismo tiempo. Incluso tienen un lore, un universo en el que viven. Erang, por ejemplo, en Kingdom of Erang, incluye un PDF con el mapa de Land of the Five Seasons, dividido en zonas como Invierno, Otoño o Magia.

En esta edad moderna del género, las bandas más reconocidas son Old Tower, Fief, Thangorodrim, Erang, Sequestered Keep o Quest Master. Es lo que suena ahora, lo que encontrás en Spotify, YouTube, Bandcamp y Reddit. Esta comunidad online –incluyendo los servidores de Discord– es donde se comparten lanzamientos, memes y secretos del género. También YouTube juega un rol clave: muchos discos se suben acompañados por visuales de pixel art, paisajes o imágenes medievales.

A nivel sonoro, una de las características más notorias de esta camada es que las melodías son más prolijas. Se abandona un poco el ánimo depresivo, sofocante y pasamos a una música más optimista, alegre por momentos. También hay una mejora en la calidad, se sigue manteniendo el tono lo-fi pero se agregan efectos, arreglos más complejos y recursos de producción más refinados. Hole Dweller por ejemplo, usa sampleos de animales, grillos, pájaros o sapos. La evolución de las computadoras, internet y el desarrollo de software especializado en música facilitan enormemente la producción musical en proyectos de este tipo.

El dungeon synth ramificado de nuestros días

Este fenómeno cultural se ramificó y creció hasta generar cientos de subgéneros, en una dinámica parecida a la del heavy metal. Así encontramos al comfy synth, con un sonido similar a la música de Stardew Valley, con exponentes como Grandma's Cottage. También tenemos al winter synth, que evoca paisajes invernales y atmósferas frías. En muchos casos estilos y bandas se cruzan, y sólo los verdaderos aventureros que se animan a entrar en las profundidades del género conocen los detalles.

Otros subgéneros se enfocan en lo satírico, humorístico o incluso están inspirados en memes, como Purzum, una clara sátira a Burzum con un sonido que se podría encasillar en el comfy. La tapa de su disco Filosofeline parodia Filosofem: en vez de la mujer original, vemos a un gato tocando una trompeta. Y así volvemos a los inicios, con un subgénero que evoca y se ríe de sí mismo y de sus raíces.

Hoy, el dungeon synth suena nostálgico, lo-fi, accesible. Fiel a sus orígenes, ambiental, lo podés escuchar para leer, trabajar, jugar rol, armar un castillo de cartas o preparar un mate. No es necesario prestarle demasiada atención, sólo dejar que el ambiente se nutra de imaginarios medievales, de recuerdos del futuro. Quedó poco del black metal que le dio origen a todo esto.

El dungeon synth es tan grande como su simpleza. Sin grandes demostraciones ni orquestas, crea mundos, construye castillos y acompaña momentos, reales o imaginarios.

Para empezar a escuchar dungeon synth

Dejo una lista para escuchar algunos de los discos y artistas más representativos, que funciona como un breve repaso por la historia de este sub-género.

Anden som Gjorde Opprør, de Mortiis, se puede decir que fue el primero.

Daudi Baldrs, de Burzum, es de los discos más influyentes.

Depressive Silence II, de Depressive Silence, es un clásico.

Lost Woods, de Cernunnos Woods, es un gusto depresivo y sofocante.

Old Sorcery, de Realms of Magickal Sorrow, es un viaje entre bosques y castillos.

The Twelve Temples, de Quest Master, es como entrar a un juego de rol.

II, de Fief, es un combo de temas con melodía optimista y buen clima.

Flies The Coop, de Hole Dweller, es lo que escuchan los hobbits cuando fuman.