En los últimos años se habla cada vez más sobre la atención en internet y la attention economy, un concepto que terminó de romper el cerco del nicho con el auge de las memecoins. La cosa es que, ya en 2019, devolverle al usuario el poder de manejar su atención había sido el eje en el lanzamiento de Brave, un navegador web que sigue siendo el primer producto que menciono si me piden una recomendación tecno que mejore la cotidianidad.
No importa si sos una empresa, una banda o un emprendimiento personal: internet es el principal lugar para publicitar lo que hacés. Pero la contra de esta tendencia es que el contenido se llenó de publicidad, propaganda y venta. Leer un artículo o ver un video completo, sin interrupciones publicitarias, hoy es casi imposible. Ahí entra Brave, bloqueando las publicidades y protegiendo tu seguridad y privacidad. Además, en el caso de que te banques ver avisos, te recompensa con su propio token.
Nobleza obliga, conocí Brave por Juan, cuando me ofreció esta nota para el NO. Lo usé en mi PC y en distintos teléfonos Android desde entonces, y siempre me dio todo lo que necesito. Es rápido, seguro, privado, full modular y full funcional, porque está basado en Chromium y banca cualquier agregado que banque Chrome.
Aunque lo principal es su capacidad para separar el contenido deseable del indeseable: ads, encuestas, rastreadores, marcadores. Dentro de las opciones de navegadores web user friendly (sencillos de instalar, configurar y usar), Brave ofrece además una experiencia de internet más segura, privada y basada en la información. Una experiencia donde la carga cognitiva se la lleva el contenido y no el software con el que navegás o las miles de interrupciones que permite.
El propio Brave te muestra al abrir una nueva pestaña –si querés– una suerte de contadores. Desde el último formateo de mi PC, lleva bloqueados más de 4 millones de trackers, ads y pop-ups de todo tipo. Un ahorro de ancho de banda de casi 75 gigas, y de tiempo de navegación de más de 56 horas.

Brave fue desarrollado por Brendan Eich, que antes había hecho el primer motor de JavaScript y además es cofundador de Mozilla. Tranca el gordo software. Por supuesto, con ese don para la programación, desde que salió que Brave se siente como un software premium, aunque sea gratuito. Y en estos seis años fue sumando integraciones cripto, de IA, videollamadas, VPN. Para web3, siempre fue uno de los mejores browsers disponibles.
Como bonus, desde el comienzo Brave tiene incluido un sistema de gratificación a usuarios con su token BAT (Basic Attention Token), una cripto que llegó a valer 2 USD y que hoy está alrededor de unos 0,13 USD. La idea de Brave es que los token BAT sean el eje de una economía de creadores y tipeadores: se consigue BAT por ver algunos anuncios, y el plan es que esos BAT se reutilicen como incentivo para premiar a sitios web independientes o creadores de contenido, favoreciendo así la diversidad en la producción de cultura e información en internet.